El término «bebidas energéticas» es inapropiado, debería ser «bebidas estimulantes», señaló el Comité de Nutrición y Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría (AEP) en un artículo publicado en la revista Anales de Pediatría.
«Creemos que es un problema importante», no solamente nutricional, que pone en riesgo la salud de los niños, comentó a Medscape en español la Dra. Rosaura Leis, coordinadora del comité y presidenta de la Fundación Española de Nutrición, catedrática de pediatría en la Universidad de Santiago de Compostela, miembro de Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago (IDIS) y del Centro de Investigación Biomédica en Red (Ciber OBN).
El término bebida energética suele asociarse a las bebidas no alcohólicas con alto contenido en cafeína, azúcar y otros ingredientes, como taurina, l-carnitina, glucuronolactona, ginkgo, guaraná, ginseng y algunas vitaminas del grupo B.
«Cuando leemos bebidas energéticas automáticamente asociamos que aportan calorías. Puede ser que efectivamente se tome una bebida rica en azúcares, por los azúcares añadidos que contiene, algo que debe ser limitado; muchas veces no aportan demasiadas calorías, sino cafeína y otras sustancias estimulantes» indicó justificando el cambio de nombre propuesto.
La Dra. Leis es enfática en poner el foco en la cafeína. La cafeína es el principal estimulante de estas bebidas y responsable de sus efectos nocivos para la salud. Presente en concentraciones que oscilan entre 15 y 55 mg/100 ml. Otros ingredientes, como el guaraná, pueden contener cafeína en cantidades no reveladas en la etiqueta.
En cuanto al azúcar, una lata de 500 ml puede contener entre 50 y 60 g de azúcares libres, muy por encima de 5 % de la ingesta energética total recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Las formulaciones light o «cero» de estas bebidas pueden llevar al usuario a creer que lo que consume no representa ningún riesgo para la salud. «Puede ser cero azúcar, ¿pero qué significa en el resto de los componentes que aporta?», cuestionó Leis.
La preocupación se sustenta en el consumo creciente entre adolescentes, población vulnerable que muchas veces desconoce el impacto negativo que estos productos pueden tener en su salud a corto, mediano y largo plazos. «Cada vez se consume a edades más tempranas, tenemos registrado consumo a partir de los seis años», refirió la Dra. Leis.
El consumo de estas bebidas se asocia con nerviosismo, insomnio, irritabilidad, dificultades emocionales, estrés grave o ansiedad, trastornos cardiovasculares, metabólicos y gastrointestinales, sobrepeso y obesidad, adicción, mala salud bucal, hábitos de vida poco saludables y disminución del bienestar.
Lea el artículo completo y participe del debate en: Bebidas energéticas conllevan riesgos para la salud, especialmente a la población infantil y adolescente – Medscape – 16 de jul de 2025 (debe registrarse en el sitio web).