Yanairis Gámez Téllez es natural de la Caridad de los Indios. Allí ha transcurrido la mayor parte de su vida, entre lomas y trillos de la serranía guantanamera.
Sabe como nadie de los positivos cambios que la Revolución trajo a su zona, donde pese a la distancia de los mayores centros urbanos del municipio de Manuel Tames, pudo hacerse técnico forestal; también ser trabajadora social, convertirse en licenciada en Estudios Socioculturales, y hasta desempeñarse como perito criminalista.
“Estudiar ha sido mi mayor placer y orgullo, porque siempre quise ser una profesional, así que labré mi camino…, como dice la canción: “… se hace camino al andar”. Gámez Téllez ahora suma a su proyecto de vida un nuevo empeño personal: crear una familia.
“Llevaba 14 años de relación con mi esposo, y aunque quería tener un bebé, me había resultado imposible, al punto de creerlo irrealizable… hasta conocer del Programa de atención a la pareja infértil. Eso fue en 2012, y enseguida empezamos a ir a la consulta aquí, en el propio municipio, con doctoras excelentes”, explica Yanairis y da paso al relato de uno de los pasajes más hermosos en la vida de una mujer.
“Quería ser mamá y fuimos a por ello. No fue fácil. Cuando inicié en la consulta en el Hospital General Agostinho Neto me diagnosticaron un quiste en el ovario, así que debí operarme primero, porque así no podían realizar la inseminación artificial. Me trasladaron hacia Holguín y a partir de ese momento transcurrieron nueve años sin poder salir embarazada. Casi perdí las esperanzas cuando llegó la COVID-19 y la mayoría de los servicios se detuvieron.
“Estuve a punto de resignarme a mi destino, cuando me llamaron de Holguín, que fuera para el hospital, con transporte gratis incluido -revela la paciente-. Me quedé 11 días allí. Me realizaron estudios y entre probeta y probeta, finalmente salí embarazada o eso parecía.
Los especialistas me explicaron que tenía que estar 11 días en casa haciendo reposo absoluto, para luego confirmar el resultado. Gracias a mi esposo, los compañeros de trabajos, amistades y vecinos, pude cumplir las indicaciones”.
Los recuerdos le nublan los ojos, el aliento se le entrecorta y detiene el diálogo. Respira hondo y solo entonces restablece el habla: “Nuevamente fuimos a Holguín. Lo hice súper nerviosa y ansiosa: ¿estaría embarazada? El médico lo confirmó y ahí sí que lloré, abracé al doctor, le di mil gracias… Mi esposo que se acercaba, al verme ni siquiera preguntó, no hacía falta… corrió, me abrazó mientras le decía ¡lo logramos, lo logramos!”.
“Pero ahí no pararon las sorpresas. Mayor fue la alegría cuando anunciaron que eran dos niños. Dos amores más.
“El embarazo tampoco fue fácil, la falta de medicamentos, la COVID, las restricciones y carencias de todo tipo dificultaron mucho el desarrollo normal de ese proceso, pero yo cada vez que veía a mi doctora, le decía que mis bebés iban a nacer y nacerían bien, porque el amor de madre es así, fuerte, potente… Además, estaba en manos de excelentes médicos”, apunta Gámez Téllez.
El 26 de noviembre de 2021, llegaron los gemelos. Había ingresado con 33 semanas de gestación en el Hospital General por debutar hipertensa. “Me dio preclancia, pero los doctores estuvieron siempre ahí, a mi lado, presentes para evitar cualquier complicación.
“A las 37 semanas decidieron hacerme de urgencia la cesárea por los sostenidos problemas de presión. Tuve miedo, lo admito, pero volví a asirme de esa fuerza que me ha permitido seguir siempre adelante y felizmente nacieron mis gemelos, Eduar, primero y Leduar, después.
“Los abracé con toda mi fuerza, juro que si no fuera porque estaba operada y medio adormecida por la anestesia, hubiese abrazado a todo el equipo que estuvo conmigo. Agradezco a tanta gente que contribuyó a que hoy yo sea madre, pero sobre todo a la Revolución, a Cuba, porque materializaron mis sueños y sé que mis niños también podrán, si así lo desean, conquistar los suyos”, concluye.
Escrito por Eilen Riversa Jarrosay // Fotos: E. R. J.
Fuente: Periódico Digital Venceremos
