En cuanto a la memoria, el pensamiento, la atención, la inteligencia, el anciano puede tener algunos fallos, como en la memoria inmediata o reciente, no obstante conserva recuerdos del pasado, de la historia vivida por la persona. Y por eso suele dar mejores respuestas a cuestiones relacionadas con la acumulación de información que a los asuntos de la vida cotidiana. Claro está, no sucede en todos los casos.
Había que hacer un alto en este análisis para precisar que según la Organización Mundial de la Salud las personas de 60 a 74 años son considerados de edad avanzada, de 75 a 90 años viejas o ancianas, y los que sobrepasan los 90 años se les denomina grandes, viejos o longevos. A todo individuo mayor de 60 años se le llamará persona de la tercera edad.
En este rango de edades no todos se comportan de la misma manera. como aquella maestra nonagenaria que publicamos en las páginas de Trabajadores que aún se mantiene frente a un aula, o la ingeniera química que en vísperas de su 80 cumpleaños es un ejemplo de laboriosidad y de experiencia en el laboratorio que dirige en el Instituto de Salud de los Trabajadores.
Y en la cultura, merece mención el Buena Vista Social Club, grupo de legendarios músicos cubanos que cultivaron el Son Cubano en los años 1930 al 1950 y parte de los cuales se volvieron a unir en el año 1996, entre ellos el cantante y guitarrista Compay Segundo, considerado el trovador más viejo y famoso del mundo que se mantuvo activo hasta después de los 90. Muchos intelectuales aportan sus conocimientos hasta etapas avanzadas de su existencia, y en Cuba abundan los ejemplos.
En sentido general en la persona de la tercera edad presenta una disminución del equilibrio emocional y mayor susceptibilidad a los cambios del medio, pero no se trata de que el anciano se vuelva de repente gruñón o depresivo, solo porque sea mayor. Por ejemplo, si siempre ha tenido una tendencia a la tristeza o la depresión la mantendrá así en la vejez., sin embargo a veces adopta esa actitud a causa de la muerte de la pareja, de familiares o de otro hecho que lo haya impactado.
Esto significa que la personalidad del viejo no se puede encasillar, pues puede mantenerse o cambiar como consecuencia de un gran estrés.
Cierto es que esta edad es más propicia a la aparición de deterninadas afecciones, aunque es oportuno aclarar que el criterio de salud en el anciano que manejan los expertos no depende de sus padecimientos sino del grado de validismo e independencia que pueda mantener. Sobre todo si tiene las enfermedades bajo control.
No hay dudas que la persona al llegar a esta etapa de la vida tiene que adaptarse a cambios tanto físicos como psicológicos, y algo muy importante que en no pocas ocasiones trae problemas en la familia: aceptar su cambio de rol en el hogar, reconocer el papel de la nueva generación, a la vez que esta debe reconocerlo y no eximirlo de responsabilidades ni dejar de tener en cuenta sus opiniones. La familia debe propiciar que se mantenga activo y aprovechar su experiencia.
Algo en lo que insisten los especialistas es que el anciano es el principal cuidador de su salud, sin que ello le prive de la ayuda de sus seres queridos cuando sea necesario, en especial si le aquejan enfermedades invalidantes.
La fórmula para que el anciano se mantenga sano está magistralmente reflejada en una joya literaria del escritor cubano Onelio Jorge Cardoso, titulada Francisca y la muerte.
Para los lectores que no conocen esta deliciosa pieza se la ofrecemos a continuación para que al final cada cual saque sus propias conclusiones.
Fuente: Periódico digital Trabajadores