La risa del doctor Ángel Piriz Momblant, cirujano guantanamero, estalla desde el sillón de su casa, en la calle Carlos Manuel de Céspedes, de la ciudad del Guaso, antes de que pronuncie palabra quien desde el pasado 29 de abril es, oficialmente, Héroe del Trabajo de la República de Cuba.
Sus ojos brillan, testigos de décadas de batallas quirúrgicas de un hombre que, con mucha humildad, prefiere hablar, antes que de sus éxitos, de sus pacientes, esos que moldearon la obra de un médico que desafió el desconocimiento sobre cirugías pancreáticas con investigación, dedicación, esfuerzo y pasión por lo que hace.
Especialista en hígado, vías biliares y páncreas, su carrera es un mosaico de logros: el símbolo de La Fama que otorga la Asamblea Municipal del Poder Popular; distinciones provinciales, el Premio de Salud Provincial en 2012, 2014 y 2018, pero su verdadero legado no cabe en medallas: fue él quien trazó el camino de las cirugías pancreáticas con primeros grandes pasos.
Nacido en 1939, cuando Guantánamo no era aún provincia, su vocación surgió entre travesuras de infancia, cuando diseccionaba lagartijas para explorar su interior, espiaba las vísceras de los cerdos sacrificados en casa y desobedeció a su padre, el cual deseaba que su hijo se convirtiera en un abogado criminalista.
“No me interesaba esa profesión -cuenta- yo nací para ser médico y especialmente cirujano, me dedicaba a leer la sección médica de la revista Bohemia, siempre lo tuve claro y nunca lo dudé”, dice muy seguro el especialista de Segundo Grado en Cirugía General.
“La Medicina la estudié con la Revolución en el poder, en La Habana solo estuve un año, porque al abrir la Universidad de Medicina en Santiago de Cuba me trasladé allí por los viajes largos y costosos a la capital; tuve una formación estricta con profesores tan exigentes que, al salir, lo hice seguro de cómo realizar una operación y tratar a mis pacientes sin temor”, explica el también Máster en Ciencias en Urgencias Médicas… Leer más
Fuente: Periódico digital Venceremos