Vivimos en un mundo con altas demandas laborales y familiares, con un ritmo que supone un desafío constante. A eso hay que añadirle el momento excepcional que estamos pasando como consecuencia a las deficiencias y los problemas actuales, una situación, que inevitablemente genera incertidumbres sobre el presente y el futuro.
Todo esto conlleva a muchas preocupaciones que pueden causar estrés, que no es más que un sentimiento de tensión física o emocional. Puede provenir de cualquier situación o pensamiento que lo haga sentir a uno frustrado, furioso o nervioso. Es la reacción del cuerpo a un desafío o una demanda, cualquier tipo de preocupación, como el rendimiento en el trabajo o la escuela, dificultades económicas, un cambio importante en la vida o acontecimientos traumáticos.
Algunas personas pueden lidiar con el estrés más eficazmente, o recuperarse de los sucesos estresantes más rápido que otras. ¿Pero qué pasa con esas que no pueden manejarlo más fácilmente? Para esos, sin duda, se convierte en un problema para el bienestar diario, el desarrollo de una vida plena y la salud.
El estrés mantenido puede acelerar la progresión de enfermedades crónicas y desencadenar numerosas enfermedades físicas y trastornos: por ejemplo en el sistema inmunológico la hiperactivación reduce la competencia inmunológica del organismo, lo que aumenta el riesgo de padecer infecciones como gripes, herpes o alergias… puede, además, producir alteraciones gastrointestinales, en el sistema cardiovascular, endocrino, respiratorio y problemas dermatológicos.
¿Cómo evitar el estrés? Pues aquí les dejo algunas recomendaciones. Una vez que sepas esto, puedes comenzar a manejarlo de una forma más saludable.
– Haga ejercicios de manera regular. El ejercicio físico reduce la intensidad del estrés, y ayuda a que los episodios duren menos, además de fomentar una sensación de bienestar, siempre que no se haga por obligación. Se recomiendan dos horas y media de actividad aeróbica a la semana como correr, montar en bicicleta o nadar, siempre de acuerdo a sus capacidades.
– Establezca objetivos y prioridades. Decida qué debe hacer y qué puede esperar hasta más tarde, aprenda a decir no a las tareas nuevas si le están imponiendo una sobrecarga de trabajo. Tenga en cuenta lo que ha logrado al final del día, no lo que no ha podido hacer.
– Manténgase conectado. Usted no está solo. Manténgase en contacto con personas que puedan ofrecerle apoyo emocional y ayuda práctica. Para reducir el estrés debe socializar, pida ayuda a sus amigos, familiares u organizaciones comunitarias.
– Afronte las situaciones difíciles. En vez de aplazarlas o evitarlas, hágale frente, ya que dejarán de angustiarle una vez que las identifique y las resuelva.
– Entrénese en la solución de los problemas. Aprenda a analizarlos de una manera lógica: defina el problema, haga una lista con las posibles soluciones. Evalúe las ventajas y los inconvenientes, selecciona la alternativa más beneficiosa o menos perjudicial.
– Organice bien su tiempo. Planifique bien la agenda del día, sin sobrecargarla de actividades, y gestionando los imprevistos con flexibilidad. En caso de falta de tiempo, selecciona las tareas más importantes de acuerdo a las prioridades y, si es necesario, delegue. Y, si aún así, la presión es excesiva, aprenda a decir “no”.
– Se merece un descanso. Asigne un espacio diario al ocio y a las relaciones personales, de manera que le quede tiempo para descansar y estar con la familia. El fin de semana descanse, y tómese sus vacaciones cuando le correspondan, no las postergue.
– Aprenda técnicas de autocontrol. Practique de manera regular actividades como relajación, meditación, o yoga le ayudará a neutralizar la activación fisiológica del organismo que produce el estrés, y le proporcionará un mayor control de las emociones.
– Fomente las relaciones personales y sociales y apóyese en ellas. Cuando sientas que no sabes cómo resolver un problema, pide ayuda o consejos a las personas en quienes más confías. Y ofrécete para apoyarles tú a ellos también: ayudar a los demás mejora tu propio estado de ánimo y reduce el impacto del estrés.
– Cuide su dieta. Sigue una dieta saludable, variada y equilibrada, que incluya una gran cantidad de frutas y verduras. Mantenga horarios regulares y tómese su tiempo para comer con calma. Evite las bebidas con cafeína o alcohol o, si las consumes, hágalo con moderación.
– No restes horas de sueño. Descansado, afrontará mejor cualquier conflicto o situación amenazante. Así que trate de ir a dormir siempre a la misma hora y descanse siete u ocho horas cada noche.
– Recurra a ayuda profesional si es necesario. Si sigues sin ser capaz de manejar el estrés, busque asistencia profesional o especializada. Es el más indicado para ayudarle a identificar el problema. Este le enseñará a modificar sus pensamientos y emociones, y a desarrollar conductas que ayuden a afrontar los problemas con una actitud más positiva.
Según los especialistas, la depresión, a causa del estrés será en los próximos años otra de las pandemias con las que tendremos que convivir. Se cree que será la enfermedad más diagnosticada en las próximas décadas. Posiblemente una de cada seis personas sufrirá al menos un episodio de depresión a lo largo de su vida. Por lo que aprender a lidiar con ella será realmente necesario para cuidar nuestra salud.
Escrito por Illovis Espinal Montes de Oca
Fuente: Periódico Digital Venceremos