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Médicos, y no bombas, la promesa cumplida de Cuba para el mundo

Arnaud Juste Ndayizeye es un burundés apasionado por Cuba y su gente, en especial la tierra del Guaso. Aquí llegó a finales de julio de 2020 para completar su formación académica y profesional en la Universidad de Ciencias Médicas de Guantánamo (UCMG), luego de transitar los dos primeros años en la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM), en La Habana.

En su lejano Burundi, país del África del Este, se hablaba del Che, de Fidel, la Revolución y las muestras de solidaridad y hermandad del Gobierno cubano en ayudar a jóvenes de países pobres para estudiar carreras como Medicina. Pero nada se compara con la oportunidad de estar acá, de sentir el calor de la gente que vive en esta tierra caliente, que al menos para Arnaud se ha convertido en su segunda casa.

Cuando Juste Ndayizeye supo que habían ofertado tres becas para este país, no dudó en llenar las planillas y enviarlas al Ministerio de Salud de Burundi, con la esperanza de estar entre los seleccionados y viajar hasta la isla caribeña.

“La noticia del otorgamiento de la carrera fue una inmensa alegría. Soy el mayor de seis hermanos, y mi propósito es ayudarlos y servir a mi país una vez graduado, aunque ha sido difícil estar lejos de la familia, pero uno tiene que hacer sacrificios para avanzar”, dice con nostalgia el ahora estudiante de cuarto año de Medicina.

Dominar el idioma español fue uno de los primeros retos del joven, quien rememora las constantes descargas de aplicaciones desde el celular antes de llegar a Cuba para estudiar el lenguaje, y luego las intensas jornadas de clases en la Escuela Latinoamericana de Medicina. Pero más difícil para él fue superar la pérdida de su madre, sin poder asistir al funeral, pues para la familia era imposible costear los gastos del viaje.

“Tuve mucha tristeza, pero conté con el apoyo de los amigos extranjeros como yo, de mis compañeros de aula, los profesores, el Departamento de Relaciones Internacionales, muy amables todos. Los cubanos son personas muy humanas y solidarias, toman los problemas del otro como si fuesen suyos”, reconoce el joven de 25 años.

Juste Ndayizeye se siente como un cubano más en su grupo D-4. Participa en las actividades organizadas por la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU), y hasta ocupa la responsabilidad de secretario de Relaciones Internacionales.

“En la quinta edición de las Olimpiadas de la Integralidad, programadas por la FEU, fui el único estudiante extranjero que participó. Conocí mucho más de la historia de Cuba, del socialismo, de la grandeza de este país, además de insertarme en labores comunitarias en la comunidad de Santa Rosa y Santa María. Mi equipo Fénix ganó el segundo lugar y hasta hice una exposición de bailes tradicionales, yo que normalmente no bailo.

Fue una experiencia extraordinaria, impresionante”, dice alegre.

Arnaud Juste desde que llegó a Cuba no ha podido ir de vacaciones a Burundi por falta de recursos económicos, pero aspira, una vez graduado, a seguir estudiando acá una especialidad directa, aunque demore más en volver a casa: los cuatro años de Medicina General Integral, el servicio social, y la especialización en Cirugía Pedíatrica son su propósito fundamental.

“La formación de un médico es muy costosa en cualquier país del mundo, a menos que logres una beca. Por eso resulta tan importante para mí aprovechar la oportunidad que nos brinda el Gobierno cubano y estudiar la carrera de Medicina, en especial por la calidad y el humanismo que gana relación directa con los profesores, los pacientes… es un orgullo y un privilegio estar aquí”, agrega emocionado el burundés.

Igual opinión comparte el doctor Jouvani Akuin Wani Ismail, de Sudán del Sur, el graduado más integral en su promoción, y residente en primer año en la especialidad de Cirugía General, quien reconoce la calidad de los egresados de la UCMG, con un alto nivel de preparación científica.

Habla con fluidez el español, pero asegura que cuando entró a la Escuela Latinoamericana de Medicina, en La Habana, hace más de cinco años, solo sabía decir: “Hola, cómo estás”. El intercambio con estudiantes de la Mayor de las Antillas lo convirtió en un experto en la lengua hispana.

“Me gusta conversar con los cubanos. Desde que llegué me relacioné muy bien con los compañeros de mi brigada, y así también ahora con los de la especialidad. Todos son muy preocupados, sinceros, sin prejuicios ni discriminación, en especial los guantanameros, cuyas cualidades admiro”.

Jouvani Akuin Wani vino a Guantánamo por solicitud propia. Luego de haber estudiado primer y segundo año de la carrera en la ELAM y hasta principios de quinto en la Universidad de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba, pidió su traslado para la provincia. Varias visitas al territorio, donde estudiaban dos de sus amigos, atraparon al joven sudanés y lo atrajeron a concluir estudios universitarios en el Alto Oriente cubano.

Sobre sus proyectos futuros, cuenta que una vez terminada la especialidad espera volver a su lejano continente y ayudar a la familia y al país. Por todo ello agradece a Cuba, que noblemente ayuda a materializar los sueños de muchos.

Solidaridad en números

El trabajo con becarios extranjeros en la Universidad de Ciencias Médicas de Guantánamo tiene sus inicios en septiembre del curso escolar 1997-1998, en la carrera de Medicina por la vía autofinanciada. Esta se consolida a partir del curso 2001-2002 con el ingreso de estudiantes extranjeros del proyecto de la ELAM, detalla la Máster en Ciencias Rosa María Pérez Pérez, jefa del Departamento de Relaciones Internacionales y Becarios extranjeros en la Casa de Altos estudios.

Precisa que durante el año 2021 en la UCMG realizaron carreras de pregrado y posgrado más de 40 becarios oriundos de una veintena de países, mientras que en este período lectivo, otros 24 estudiantes extranjeros, procedentes de la ELAM completarán su formación académica y profesional en la universidad guantanamera.

“La mayoría son estudiantes de bajos ingresos, con muy pocas posibilidades de estudiar en otro lugar, incluso en su propio país. Después de cursar los dos primeros años en la ELAM se realiza la descentralización y son distribuidos por todas las universidades de Ciencias Médicas del país para empezar el área clínica, con todas las rotaciones que llevan, porque ellos tienen el mismo plan de estudio que los cubanos”, explica Pérez Pérez.

Atendidos directamente desde el Departamento de Relaciones Internacionales y Becarios extranjeros de la institución académica, con un estrecho vínculo de las autoridades gubernamentales y el Instituto Cubano de Solidaridad con los Pueblos, los estudiantes se insertan a las actividades extracurriculares, y festejan los días tradicionales de sus naciones.

Fuente: Diario digital de Guantánamo

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