El 4 de marzo de 1637 se reportó el primer caso de muerte por cáncer registrado en Cuba. Se trata del ciudadano portugués Antonio Hernández, sobre el que se tienen muy pocas referencias, salvo que falleció a consecuencia de una úlcera maligna de la región facial y que sufría los efectos dañinos de los rayos solares, mucho más intensos que en Europa.
La documentación sobre su padecimiento y causa de muerte se conservó en los archivos de la Santa Iglesia Metropolitana, de San Cristóbal de La Habana y quedó clasificado como Noli me tangere (“No me toque” o “No tocar”) que era como se definía al cáncer y a las enfermedades contagiosas en aquella época.
En 1840 el médico cubano Nicolás J. Gutiérrez Hernández, quien con anterioridad había viajado a Francia a prepararse, fundó la revista Repertorio Médico Habanero, espacio que sirvió para que, por primera vez, los galenos cubanos expusieran sus resultados científicos.
En febrero de 1843 aparece el primer trabajo sobre una cirugía de cáncer realizada en Cuba. Se trataba de la extirpación del maxilar superior, practicado por el Dr. Fernando González del Valle y Cañizo, el 23 de diciembre de 1842, a una joven negra de 18 años que fue ingresada en el hospital San Francisco de Paula con una tumoración que ocupaba toda la parte lateral izquierda del rostro.
El 13 de febrero de 1848, a solo tres meses de que se comenzara a utilizar el cloroformo como anestésico general en el mundo, el doctor Nicolás J. Gutiérrez lo emplea por primera vez en Cuba y es para una amputación de mama infiltrada por un cáncer.
Durante la década del 70 del siglo XIX se producen interesantes y fructíferos intercambios en la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana. El 10 de diciembre de 1871 se debatió sobre las atribuciones curativas contra el cáncer que se le daba a la planta del curandango… Leer más
Fuente: Periódico digital Trabajadores